Introduccion al trauma vascular
INTRODUCCIÓN AL TRAUMA VASCULAR
Aproximadamente
el 10% de los pacientes politraumatizados tienen trauma vascular asociado, este
tipo de lesión aumentan significativamente la morbilidad y mortalidad del
paciente. En la mayoría de los países de Europa la mayoría del trauma vascular
es debido a accidentes de tráfico y lesiones iatrogénicas. En el norte de
África, las lesiones son principalmente por armas principalmente arma de fuego.
[1]
El 80% de estas lesiones vasculares se producen en las extremidades, especialmente en las inferiores, tanto en la vida civil como en la militar y pueden comprometer la viabilidad de la extremidad. El 20% restante son cervicales, torácicas o abdominales y pueden comprometer la vida del paciente. Hasta la Segunda Guerra Mundial el tratamiento de las lesiones vasculares consistía fundamentalmente en la ligadura del vaso para cortar la hemorragia y esta intervención provocaba una tasa de amputación del 50% de las extremidades tratadas. A pesar de que durante este conflicto se dieron algunos intentos de revascularización no es hasta la guerra de Corea, tras la introducción de pinzas vasculares atraumáticas, sutura monofilamento, prótesis sintéticas y la popularización de la arteriografía, que no se desarrolla el tratamiento moderno de los traumatismos vasculares, de forma que en esta guerra la tasa de amputaciones bajó hasta el 13%. El último avance importante se ha producido con la aplicación de técnicas endo vasculares que han tenido gran impacto en el tratamiento de los traumatismos vasculares en la vida civil. [2]
Los traumatismos constituyen la primera causa de muerte en las cuatro primeras décadas de la vida. El 80% de todos los accidentes lo sufren personas menores de 45 años. Los traumatismos vasculares representan el 3% de todos los traumatismos. El 80% de estas lesiones vasculares se producen en las extremidades, especialmente en las inferiores, tanto en la vida civil como en la militar y pueden comprometer la viabilidad de la extremidad. El 20% restante son cervicales, torácicas o abdominales y pueden comprometer la vida del paciente. [3]
La primera reparación arterial
conocida en la literatura médica pertenece al Dr. Hallowell, en Newcastle,
Inglaterra en al año 1759. Sin embargo es Alexis Carrel a quien se considera el
padre de la Cirugía Vascular, quien mostró gran interés por reconstruir
arterias, y para 1912 recibió el Premio Nobel de Fisiología o Medicina, en
reconocimiento a su trabajo en sutura vascular, y el trasplante de vasos
sanguíneos y de órganos, dando paso a un área de la medicina fundamental en el
manejo de traumatismo. En el año 1894, A sus 21 años, Carrel, siendo interno de
medicina en Lyon, Francia, se interesó en cirugía vascular cuando Sadi Carnot,
presidente de Francia fue asesinado, falleciendo por una lesión en la vena
cava. Desde entonces los intentos de reparación vascular fallaban por múltiples
problemas relacionados con la hemostasia, infección y falta de anestesia. Con
el advenimiento de los antibióticos, avances en técnica quirúrgica vascular y
un tiempo de evacuación más rápido, la reparación de arterias lesionadas se
hizo más común. [4]
Las lesiones vasculares pueden
determinar la pérdida de una extremidad, ser la causa de muerte o contribuir a
ella, en quienes sufren traumatismos graves o múltiples. Las consecuencias de
una lesión vascular dependerán de: el mecanismo del daño, del sitio de la
lesión, de las lesiones asociadas, de un correcto diagnóstico precoz y de un
tratamiento o reparación tan satisfactorio como las condiciones lo permitan. En
algunos territorios, el trauma vascular determina grave morbilidad, como es el
caso de las lesiones cerebrovasculares, las que aunque reparadas en forma
expedita, muchas veces dejan secuelas devastadoras. [5]
La atención del trauma vascular
comienza en el sitio mismo del accidente, cuando, una vez asegurada una
ventilación adecuada, verificamos los parámetros hemodinámicos: la presencia de
taquicardia e hipotensión sugieren una lesión vascular mayor. Debemos sospechar
la posible existencia de lesiones vasculares graves en toda persona víctima de
accidentes de alta energía, por aceleración o deceleración (accidentes de auto,
moto, caídas de altura etc), por impacto de proyectiles de alta velocidad, o
víctimas violencia con armas corto-punzantes, o por atrisión y mecanismos
similares, frecuentes en los accidentes del trabajo en la industria. El manejo
de las lesiones vasculares experimentó cambios dramáticos recién a mediados del
siglo XX, teniendo estrecha relación con conflictos bélicos:[6]
Makins, en 1919,
documentó un porcentaje de amputación de 16.4% entre soldados ingleses en la I
Guerra Mundial, mientras que DeBakey y Simeone en la II guerra mundial
describieron un 49% de amputaciones. Esta diferencia está basada en el tiempo
de rescate de los soldados, el cual era mayor a 24 hrs en la I Guerra, tiempo
durante el cual muchos de los pacientes con trauma arterial fallecían en el
campo de batalla.
La ligadura de
la arteria lesionada era el tratamiento de elección hasta antes de la Segunda
Guerra Mundial. Hasta la 2ª Guerra Mundial el tratamiento de las lesiones
vasculares consistía fundamentalmente en la ligadura del vaso para cortar la
hemorragia y esta intervención provoca una tasa de amputación del 50% de las
extremidades tratadas.
A pesar de que durante este conflicto se dieron algunos
intentos de revascularización no es hasta la guerra de Corea, tras la
introducción de pinzas vasculares atraumáticas, sutura monofilamento, prótesis
sintéticas y la popularización de la arteriografía, que no se desarrolla el
tratamiento moderno de los traumatismos vasculares, de forma que en esta guerra
la tasa de amputaciones bajó hasta el 13% entre 227 casos de reparación
vascular
El
último avance importante se ha producido con la aplicación de técnicas
endovasculares que han tenido gran impacto en el tratamiento de los
traumatismos vasculares en la vida civil.
La
Guerra de Vietnam proporcionó nuevas oportunidades para optimizar el manejo del
trauma vascular. Se estableció un ¨Registro Vascular¨ en el Hospital Walter
Reed a cargo del Dr. Norman Rich, quien en 1970 publicó su experiencia en 1000
lesiones vasculares, de las cuales en 98.5% de ellas se intentó reparación,
resultando en un 13.5% de amputaciones. Si bien este resultado fue idéntico a
los resultados en la guerra de Corea, se debe tomar en cuenta que en Vietnam el
uso de armas de alta velocidad y minas antipersonales fue mucho más frecuente,
con el consiguiente mayor daño vascular.
La mayor contribución de la guerra de Vietnam al manejo del trauma
vascular fue el rápido acceso a tratamiento definitivo a los heridos ya que sobre
el 95% de los pacientes fueron evacuados en helicóptero, con un promedio de
evacuación de 65 minutos.
Desde entonces hasta la fecha la
experiencia en urgencias vasculares proviene mayormente del sector civil.
Actualmente en los Estados Unidos de Norteamérica, el 3% de todos los casos de
trauma mayor se asocian a lesión vascular o son exclusivamente vasculares,
cobrando cada vez mayor importancia el trauma cerrado y lesiones iatrogénicas.
El incremento exponencial de lesiones vasculares iatrogénicas tiene relación
con el aumento de procedimientos intravasculares y en menor grado a
procedimientos laparoscópicos. Mientras que trauma cerrado con lesiones
vasculares se atribuye principalmente a accidentes de tránsito, como es el caso
de la Princesa Diana de Inglaterra, quien falleció por ruptura de vena pulmonar
en el trágico accidente ocurrido en París. [7]
Si bien el trauma vascular ocupa un
bajo lugar dentro del total de lesiones en trauma, su extrema gravedad la hace
merecedora de mucha importancia. En la actualidad las causas de trauma vascular
corresponden a iatrogenia violencia civil y accidentes de tránsito. Las
extremidades continúan siendo el principal sitio de lesión vascular y su
diagnóstico se puede realizar mediante un examen físico, la lesión de vasos
intratorácicos e intraabdominales requieren imágenes para su diagnóstico. La
identificación y manejo oportuno cambian
por completo el pronóstico de los pacientes por lo que resulta
fundamental sospechar dicho proceso en pacientes traumatizados. [8]
Cohibir prontamente la hemorragia,
curar y cubrir adecuadamente los tejidos expuestos, son medidas elementales que
decidirán el destino del herido. Las lesiones vasculares deberán ser
jerarquizadas en el conjunto de lesiones sufridas por el paciente, de modo de
darles atención con la prioridad necesaria, recordando el orden lógico de:
primero salvar la vida, luego la integridad del cuerpo y finalmente la función
de la o las partes afectadas[9]
[1] Beard JD, Gaines PA, Loftus I. Vascular and
endovascular surgery. 6ª ed. Inglaterra: Elsevier; 2014.
[2] España CA, Montaña MR, García-Prieto BV. Manual de Patología Vascular.
1ª ed. España: HLA Grupo Hospitalario;
2017.
[3] Cristián Salas D.Trauma Vascular: visión del cirujano
vascular. CLIN. CONDES. 2011; 22 (5): 686-696.
[4] Cristián
Salas D.Trauma Vascular: visión del cirujano vascular. CLIN. CONDES. 2011; 22 (5): 686-696.
[5] Fingerhut
et al. The european experience with vascular injuries. Surgical Clinics of North America. 2002; Volume 82 (1):
175-188
[6] Cristián Salas D.Trauma Vascular: visión del cirujano
vascular. CLIN. CONDES. 2011; 22 (5): 686-696.
[7] Fingerhut et al. The european experience with
vascular injuries. Surgical Clinics of North America. 2002; Volume 82 (1):
175-188
[8] Frykberg E., Schinco M. Peripheral Vascular
Injury. Washington University School of Medicine. Trauma. 5th edition
2004.
[9] Dr. España E. “traumatismos
vasculares”.Manual de patología vascular. Fundacion asisa grupo hospitalario.
2017. Pp: 119
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