Trauma vascular de cuello




























TRAUMA  VASCULAR DE CUELLO


Definición


El traumatismo de cuello es una lesión muy grave. El cuello es una zona vulnerable topográficamente, contiene estructuras vitales en un espacio íntimo y confinado, una lesión, independientemente de la velocidad puede dar como resultado la penetración de la tráquea, laringe, esófago, vasos sanguíneos principales, nervios cervicales, craneales o de médula espinal.  [1]

 

Epidemiología


El trauma sigue siendo la principal causa de muerte de los 15 a los 44 años en USA. EL traumatismo abierto tiene una incidencia del 70%, mientras que el traumatismo cerrado constituye del 5 al 15%. De las lesiones penetrantes, la mayoría (50% a 80%) se sustentan por heridas de bala, y las heridas de arma blanca son menos frecuentes (10% a 30%). [2]

Las lesiones que se presentan en cuello plantean un reto, el manejo apropiado y oportuno son críticos en estas lesiones. Los traumas vasculares que afectan el cuello tienen poca incidencia pero alta mortalidad. El trauma penetrante tiene una incidencia de mortalidad del 22%, mientras que el trauma contuso del 7% en pacientes jóvenes y adultos. Tiene mayor morbimortalidad las lesiones de arteria carótida interna. 25

Las principales complicaciones que plantea el trauma de cuello son: la oclusión de las vías respiratorias y la hemorragia. La supervivencia en estos traumatismos ha mejorado bastante. Antes de la Segunda Guerra Mundial la mortalidad era del 15% cuando en la actualidad rara vez supera el 5% [3]

 

Referencias anatómicas


El cuello está dividido en tres zonas anatómicas para simplificar el abordaje del manejo del trauma vascular cervical (Tabla __) zonas descritas por Monson, Saletta y Freeark del condado de Cook Hospital en 1969. La Zona I se extiende desde la salida torácica al cartílago cricoides; Zona II desde el cartílago cricoides hasta el ángulo de la mandíbula; y la Zona III desde el ángulo de la mandíbula hasta la base del cráneo. [4]




Cuadro 2. Zonas anatómicas del cuello

                       
Zona I: salida torácica a cricoides
Zona II: cricoides al ángulo de la mandíbula
Zona III: ángulo de la mandíbula a base de cráneo
Arteria carótida común
Arteria carótida común, externa e internada
Arteria carótida interna y externa
Arteria inmominada a la derecha


Arteria vena subclavia
Arteria vertebral
Arteria vertebral
Vena yugular interna
Vena interna yugular
Vena interna yugular
Arco aórtico


Vena innominada



Cuadro de texto: Figura 18. Zonas anatómicas del cuello 
David V. Feliciano. Penetrating Cervical Trauma. ‘‘Current Concepts in Penetrating Trauma’’, IATSIC Symposium, International Surgical Society. World Journal of Surgery, 2014.





Fisiopatología


El correcto manejo del trauma requiere conocimientos acerca de la fisiopatología y biomecánica de las lesiones vasculares. Se entiende que el trauma puede ser abierto o penetrante. La gravedad de la lesión depende de muchos factores [5]:

      I.        lesión directa por misiles o penetración objetos
    II.        la transferencia de energía y calor a los tejidos (energía cinética). Esto produce un efecto de cavitación (onda de choque) de objetos en movimiento de alta velocidad a medida que penetra en los tejidos y causará una zona de lesión a una distancia del camino del misil tracto
   III.        las fuerzas de corte o compresión de rápido desaceleración en el caso de trauma contundente. Esto puede llevar a contusión, lagrimeo, trombosis, colgajo intimal y disección de vasos sanguíneos
  IV.        Aunque poco común, la embolización de objetos extraños (fragmentos, perdigones o balas), que potencialmente puede causar lesión del vaso distal, oclusión, o trombosis.

 

Cuadro clínico


Las manifestaciones clínicas dependen de sí se trata de un trauma penetrante o cerrado, los síntomas o signos evidentes más comunes en los tres las zonas del cuello están relacionadas con lesiones vasculares y de estructuras como la laringe y la tráquea.[6]


Para los pacientes con signos duros de lesión importante, incluyen hemorragia activa, hematoma en expansión, soplo, déficit de pulso, enfisema subcutáneo, ronquera, estridor, dificultad respiratoria o hemiparesia, el manejo operativo inmediato puede estar indicado. El paciente sin síntomas significativos puede ser sometido a una TC para determinar la decisión de si amerita o no intervención quirúrgica. [7]

En ocasiones, un el paciente se presentará con hemorragia externa desde la salida torácica (Zona I) o la parte baja anterior cuello (Zona II) después de sufrir una herida penetrante.  En la actualidad se pueden considerar la presencia de signos mayores y menores:[8]
A.    Si hay signos mayores (hemorragia activa, hematoma extenso o expansivo o compresión de vía aérea, soplos, exploración quirúrgica se realizará algún examen complementario para decidir intervención quirúrgica o no.
B.    Signos menores (antecedente de hemorragia, hematoma pequeño y estable, déficit de pares craneales) se realizará algún examen complementario para decidir intervención quirúrgica o no.

Manejo de los pacientes:


Hemorragia de Zona I o Zona II baja


Se recomienda la compresión manual con el dedo o gasa sobre el agujero de la piel dañada por puñaladas o herida de bala. Con una herida más grande en la piel debido a una cuchillada, laceración con vidrio o una herida de escopeta, es posible inserta ciegamente dos o tres dedos para comprimir el sangrado. En ocasiones, puede ser necesario agrandar rápidamente la piel herida con un bisturí o unas tijeras antes de la inserción de los dedos. Si la compresión ciega del dedo en la herida no funciona y sin éxito del área abierta con 8 o 10 cm, la gasa es apropiada para evitar la exanguinación durante transporte a una sala de operaciones distante.[9]

En el quirófano, una decisión sobre qué incisión usar (esternotomía media con extensiones cervicales, alta toracotomía anterolateral, supraclavicular con claviculotomía o claviculectomía parcial) para controlar la hemorragia de la Zona I depende de la ubicación de la herida, ya sea la compresión o el empaque ha controlado la hemorragia, y el estado hemodinámico del paciente. Un ejemplo sería ser una herida que se cree que daña la arteria carótida común o vena yugular interna justo en la salida torácica o en la parte superior del mediastino superior (Fig. 19). 32
Cuadro de texto: Figura 19. Anastomosis de la arteria carótida común derecha por herida de escopeta.
David V. Feliciano. Penetrating Cervical Trauma. ‘‘Current Concepts in Penetrating Trauma’’, IATSIC Symposium, International Surgical Society. World Journal of Surgery, 2014.







Una vez que la compresión o el empaque han controlado la hemorragia, el cirujano experimentado puede elegir realizar una incisión estándar cervical oblicua en la Zona II para llegar a ese lado del mediastino superior. [10]

Cuando la hemorragia está mal controlada en la salida o exsanguinación intrapleural, se cree que está presente (lesión en los vasos subclavios proximales) en el lado izquierdo, es necesario un enfoque más agresivo. Tal paciente debe someterse a un cuarto espacio intercostal, dejando toracotomía anterolateral por encima del pezón masculino. Esto permitirá la compresión del paquete y / o pinzamiento directo del vaso lesionado en el mediastino superior, salida torácica, o ubicación extrapleural de la subclavia recipientes.[11]

Cuando hay una herida cervical inferior derecha con hemorragia mal controlada de la salida torácica o presunta hemorragia intrapleural, una toracotomía anterolateral bilateral puede necesitar realizarse. La sujeción cruzada es controlada a través de la toracotomía derecha, mientras que la sujeción cruzada de la aorta torácica descendente se puede lograr a través de la toracotomía izquierda.34

Hemorragia de zona II


La hemorragia externa de una herida penetrante en la Zona II, se maneja con compresión directa con un dedo o gasa almohadilla. Como se señaló anteriormente, una herida por arma de fuego o escopeta puede ser administrada con la inserción de un paquete de gasa a través del defecto. Se aborda una pista unilateral de un misil o herida de cuchillo con una incisión oblicua ipsilateral a lo largo de la parte anterior borde del músculo esternocleidomastoideo. Una pista bilateral ordena incisiones oblicuas a derecha e izquierda o una incisión transversal anterior alta con extensiones oblicuas como necesario. Cuando arterial y mixta venosa arterial y hemorragia obviamente está presente, la exposición y el control del arteria carótida común en el extremo inferior de la incisión son apropiados antes de que el área de hemorragia esté expuesta.34

Hemorragia de zona III


La compresión de los dedos sobre la herida en la Zona III es ocasionalmente rara, sin éxito para controlar la hemorragia de la arteria carótida interna, ya que es interior a la mandíbula. Si la hemorragia significativa continúa ocurriendo a pesar de la compresión manual, el taponamiento con catéter con globo está indicado.34

La lesión de la piel se pinza y se hace hemostasia en urgencias, y un catéter de vejiga de 16 o 18 French es insertado todo lo que pueda. Una vez que el globo está inflado, el paciente se traslada al quirófano. Si un hematoma se desarrolla rápidamente en el área del globo durante el transporte o si la hemorragia continúa ocurriendo alrededor del globo, el balón de Foley se desinfla en la sala de operaciones y se inserta un catéter de globo Fogarty # 3 o # 4, se introduce en el misil o pista de puñaladas con avance secuencial y la inflación del balón de Fogarty se realiza hasta que cesa la hemorragia. El catéter se sutura a la piel con el balón inflado.34

El taponamiento con balón solo controla parcialmente la hemorragia externa en la sala de operaciones para algunos pacientes. Se realiza una incisión cervical oblicua anterior ipsilateral la arteria carótida común está expuesta, y este vaso se siguió superiormente a la arteria carótida interna. Después se obtiene control proximal y distal de esta arteria, la sutura de polipropileno 6-0 se coloca en forma de bolsa en la pared. A través de una pequeña arteriotomía, se inserta el catéter de balón Fogarty #3 o #4, se pasa por arriba, y se infla secuencialmente hasta que cesa la hemorragia.[12]

Cuadro de texto: Figura 20. Catéter de balón Fogarty y Foley con presunto taponamiento por lesión de arma blanca. 
David V. Feliciano. Penetrating Cervical Trauma. ‘‘Current Concepts in Penetrating Trauma’’, IATSIC Symposium, International Surgical Society. World Journal of Surgery, 2014.







Evaluación de pacientes que son asintomáticos o que tienen síntomas o signos moderados


Zona I

A.            Paciente hemodinámicamente estable, sin compromiso de la vía aérea:
1.    Se realiza exploración física
2.    Se realiza ultrasonido torácico en busca de taponamiento cardíaco, hemitórax, neumotórax
3.    Se realiza radiografía de tórax en busca del misil y hematomas presentes
2.    Un examen médico normal y la radiografía de tórax excluyen esencialmente una lesión vascular alrededor de la salida torácica
3.    Sí hay presencia de hematoma se procede a realizar arteriografía de TC que documentará la presencia y localizar una lesión vascular para permitir que el cirujano planificar un enfoque operativo. [13]

Zona II

Se recomienda seleccionar a los pacientes que necesitaran un enfoque operativo y a los que no, debido a que solo el 50 necesitara una exploración quirúrgica como, al contrario de como se pensaba antes, donde todos los pacientes eran sometidos a esta intervención. 

Se considera paciente asintomático a aquellos en los que hay penetración del músculo de la Zona II, pero no hay síntomas ni signos de una lesión vascular ni de las estructuras aerodigestivas. [14]
·         Síntomas o signos modestos, sería un paciente con historia de sangrado de la herida en la escena o durante el transporte, proximidad de la herida a la arteria carótida o yugular vena, o la presencia de un hematoma no expansivo.
·         Síntomas o signos moderados de una lesión en el la laringe o tráquea sería un cambio en la voz, ronquera, crepitación palpable, hemoptisis, aire que se filtra a través de la herida, o cervical o mediastinal aire en rayos X.
·         Síntomas o signos de una lesión en la faringe o el esófago sería dolor cervical profundo, hematemesis, disfagia, odinofagia, una prueba positiva de sorbos (dolor al tragar un sorbo de agua), o cervical (retrofaríngeo o retroesofágico) o mediastinal aire en rayos X.

El examen físico es bastante preciso para descartar o lesiones viscerales en pacientes asintomáticos con penetración de una herida de arma blanca en la Zona II. Lo mismo es cierto para las heridas por arma de fuego el área lateral de la parte anterior del cuello (bajo esternocleidomastoideo músculo) lejos de la tráquea y el esófago. La ecografía dúplex o la arteriografía de TC pueden realizarse si la proximidad a la arteria carótida es una preocupación. De otra manera, los pacientes se someten a un examen físico cada 6-8 h para 24-36 h antes del alta.[15]

Estudios de diagnóstico arterial


Existe un riesgo del 5% en pacientes con signos suaves tengan lesión arterial, que aumenta con la presencia de hematomas. Por esta razón, la presencia de "signos blandos" de una lesión vascular después de una penetración cervical penetrante la herida generalmente provoca un estudio de diagnóstico arterial.[16]

Ejemplos de tales estudios serían la arteriografía, ecografía dúplex, color Doppler de flujo y arteriografía de CT. Las desventajas obvias de la arteriografía digital de sustracción son los retrasos relacionados con hacer que el equipo de radiología intervencionista regrese al hospital, la naturaleza invasiva del estudio y la carga de colorante en pacientes con hipotensión reciente por trauma. Ultrasonido Dúplex ultrasonido, y el flujo de color Doppler son altamente precisos en el diagnóstico de lesiones arteriales cervicales.

En la actualidad la arteriografía por TC se considera el estándar para evaluar penetración de arterias, la precisión con la moderna escáneres helicoidales multicorte es equivalente a la de contraste arteriografía en el pasado. [17]

Estudios de lesión esofágica


Se considera el edema local como un signo de lesión esofágica. No hay suficientes datos sobre precisión de los TC esofagogramas en la evaluación de pacientes con posibles lesiones penetrantes del esófago. Por lo tanto, los estudios de larga tradición de un examen de deglución de contraste seguido de una esofagoscopia flexible, son todavía útiles en los centros de trauma. Gastrografin (diatrizoato) solución de meglumina y diatrizoato de sodio), soluble en agua solución yodada, es el agente de contraste inicial de elección para evaluar el esófago debido a que es hiperosmótico, puede causar edema pulmonar, neumonitis o muerte si es aspirado. [18]

 

Estudios diagnósticos laringotraqueales


Hasta en un 85% de los pacientes habrá manifestaciones de lesión laringotraqueal. El síntoma puede señalar la ubicación de la lesión. Por ejemplo, una fractura del cartílago tiroides con una ruptura asociada al ligamento tiroepiglótico (lesión de glotis) causaría ronquera o estridor. Dichos pacientes deberían someterse a laringoscopia y traqueobroncoscopia de fibra óptica en el quirófano habitación.[19]

En pacientes con dificultad respiratoria creciente como el proceso de diagnóstico procede, la inserción de un tubo endotraqueal sobre el broncoscopio de fibra óptica restaurar una vía aérea y documentar la presencia de cualquier traqueal o lesión bronquial.

La TC cervical multidetector de alta resolución está reemplazando la laringoscopia y traqueobroncoscopia como modalidad diagnóstica de elección para pacientes con lesiones sutiles en la vía aérea.42

Zona III

Los pacientes asintomáticos difícilmente tendrán lesión de la carótida interna. En caso de signos moderados se recomiendo realizar TC arteriografía. Los defectos de pared ocasionados por pseudoaneurismas se pueden tratar con la colocación de stents o injertos. [20]

Manejo Quirúrgico


Un campo quirúrgico es enrollado se coloca transversalmente debajo de los hombros del paciente y de la cabeza de la mesa de operaciones, el cuello se cae posteriormente. Esto hiperexcita el cuello del paciente con una herida penetrante que es poco probable que tenga inestabilidad ósea de la columna cervical. Además, la mesa de operaciones está flexionada en su punto medio para significativamente elevar la cabeza, el cuello y el pecho del paciente.[21]

En el paciente que necesitará la exposición de un vaso lesión en la Zona I, la cabeza del paciente se mantiene recta. Si un la esternotomía media con una extensión cervical anterior es planeado, la cabeza se aleja del lado del extensión.

Lesión de la arteria carótida


Los pacientes con hemorragia interna o externa, o un hematoma de rápida expansión, la pérdida del pulso carotideo se considera con signos manifiestos de lesión de arteria carótida.

Se recomienda una arteriografía TC para documentar la trombosis, y verificar que no hay extravasación de la arteria superior a la trombosis. También se realiza en caso de soplo audible.[22]

Paciente con déficit neurológico


Se recomienda la evaluación quirúrgica de los pacientes con escala de coma de Glasgow de 9 con probable traumatismo, debe someterse a reparación de carótida lesionada inmediatamente. Paciente con escala de coma de Glasgow de 8 tiene un resultado desfavorable el 75% de las ocasiones.45


[1] R. Bryan Bell, Timothy Osborn, Eric J. Dierks, Bryce E. Potter, and William B. Long. Management of Penetrating Neck Injuries. American Association of Oral and Maxillofacial Surgeons J Oral Maxillofac Surg 65:691-705, 2007.
[2] L.A. Collantes Chávez, G. Volo Pérez, E. Martel Almeida y S. de Varona Frolov. Traumatismo de arteria carótida interna. ELSEVIER. Angiología. 2013; 65 (Supl 1):4-6.
[3]Levy, David B; Brian S Gruber. Neck Trauma. Emergency Medicine: Trauma & Orthopedics. eMedicine.com, 2009.
[4] Tony Nguyen, Jeffrey Kalish, and Jonathan Woodson. Management of Civilian and Military Vascular Trauma: Lessons Learned. ELSEVIER. Boston Medical Center, Boston, MA. Semin VascSurg 2011; 23:235-242.
[5] Tony Nguyen, Jeffrey Kalish, and Jonathan Woodson. Management of Civilian and Military Vascular Trauma: Lessons Learned. ELSEVIER. Boston Medical Center, Boston, MA. Semin Vasc Surg 2011; 23:235-242.
[6] David V. Feliciano. Penetrating Cervical Trauma. ‘‘Current Concepts in Penetrating Trauma’’, IATSIC Symposium, International Surgical Society. World Journal of Surgery, 2014.
[7] Samuel A. Tisherman, Faran Bokhari, Bryan Collier, John Cumming, James Ebert, Michele Holevar, Stanley Kurek, Stuart Leon, and Peter Rhee. Clinical Practice Guideline: Penetrating Zone II Neck Trauma. J. Trauma. 2008;64:1392–1405.
[8] David V. Feliciano. Penetrating Cervical Trauma. ‘‘Current Concepts in Penetrating Trauma’’, IATSIC Symposium, International Surgical Society. World Journal of Surgery, 2014.
[9] Eddy VA (2000) Is routine arteriography mandatory for penetrating injuries to Zone 1 of the neck? J Trauma 48: 208–213
[10] Eddy VA (2000) Is routine arteriography mandatory for penetrating injuries to Zone 1 of the neck? J Trauma 48: 208–213
[11] David V. Feliciano. Penetrating Cervical Trauma. ‘‘Current Concepts in Penetrating Trauma’’, IATSIC Symposium, International Surgical Society. World Journal of Surgery, 2014.
[12] Ball CG, Wyrzykowski AD, Nicholas JM et al. A decade’s experience with balloon catheter tamponade for the control of hemorrhage. J Trauma. 2011; 70:330–333.
[13] Herrera DA, Vargas SA, Dublin AB (2011) Endovascular treatment of penetrating traumatic injuries of the extracranial carotid artery. J Vasc Interv Radiol 22:28–33
[14] David V. Feliciano. Penetrating Cervical Trauma. ‘‘Current Concepts in Penetrating Trauma’’, IATSIC Symposium, International Surgical Society. World Journal of Surgery, 2014.
[15] David V. Feliciano. Penetrating Cervical Trauma. ‘‘Current Concepts in Penetrating Trauma’’, IATSIC Symposium, International Surgical Society. World Journal of Surgery, 2014.
[16] Montalvo BM, LeBlang SD, Nunez DB Jr et al (1996) Color Doppler sonography in penetrating injuries of the neck. AJNR Am J Neuroradiol 17:943–951
[17] Osborn TM, Bell RB, Qaisi W, et al. Computed tomographic angiography as an aid to clinical decision making in the selective management of penetrating injuries to the neck: a reduction in the need for operative exploration. J Trauma. 2008; 64:1466–1471
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[20] Osborn TM, Bell RB, Qaisi W, et al. Computed tomographic angiography as an aid to clinical decision making in the selective management of penetrating injuries to the neck: a reduction in the need for operative exploration. J Trauma. 2008; 64:1466–1471
[21]  David V. Feliciano. Penetrating Cervical Trauma. ‘‘Current Concepts in Penetrating Trauma’’, IATSIC Symposium, International Surgical Society. World Journal of Surgery, 2014.
[22]  David V. Feliciano. Penetrating Cervical Trauma. ‘‘Current Concepts in Penetrating Trauma’’, IATSIC Symposium, International Surgical Society. World Journal of Surgery, 2014.

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